Ana Salguero Palacín

wed del proyecto

The haste with which politicians, institutions and administrations rush to celebrate centenaries of the birth or death of an author is striking. Or of the first edition of a work. Fine, but what changes with respect to the day before or the day after? How does it affect citizens, culture and their enjoyment of it? Nothing. And it is also surprising how little impact there is when an author's work, eighty years after his death, enters the public domain. Perhaps a few reviews in the media, a minute of filler on the news in the first days of January... but that does change things.

The move into the public domain does not mean that the rights "belong to no one"; on the contrary, they now belong to everyone. That means treating the work with respect and affection, which is what we have tried to do. And it also means that the obligation to disseminate them and ensure their projection is incumbent on all of us, and this includes the administrations and public bodies. We want to draw attention to this as well.

When works enter the public domain, they can from that moment on be performed, printed and edited, digitised and shared, without having to ask anyone's permission and without generating any income from economic rights. This should be the great celebration of culture. Perhaps one day it will be understood in this way.

And that is the intention of Mil Coeditores, to celebrate this happening. We are a collective that was born under the protection of the networks, as is happening now. Illustrators, designers, photographers and artists who want to celebrate by doing our bit in the dissemination of these contents, and do it as we know best: interpreting them graphically.

Llama la atención la premura con que políticos, instituciones y administraciones se apuran en celebrar centenarios del nacimiento o la muerte de un autor. O de la primera edición de una obra. Bien está, pero, ¿qué cambia con respecto al día anterior o al siguiente? ¿en qué afecta a los ciudadanos, a la cultura y a su disfrute? En nada. Y sorprende también la poca repercusión que tiene el que la obra de un autor, pasados ochenta años de su muerte, pase al dominio público. Quizá unas pocas reseñas en medios, un minuto de relleno en los informativos de los primeros días de enero… pero eso sí cambia las cosas.

El paso a dominio público no significa que los derechos “no son de nadie”, muy al contrario, ahora son de todos. Eso supone tratar la obra con respeto y cariño, es lo que hemos intentado hacer. Y significa también que la obligación de difundirlas y velar por su proyección nos correponde a todos, y esto incluye a las administraciones y organismos públicos. Queremos llamar la atención sobre ello también.

Cuando las obras pasan a dominio público, pueden a partir de ese momento ser representadas, impresas y editadas, digitalizadas y compartidas, sin que para ello haya que pedir permiso a nadie y sin que se generen devengos por los derechos patrimoniales. Esa debería ser la gran fiesta de la cultura. Quizá algún día se entienda así.

Y esa es la intención de Mil Coeditores, celebrar que esto suceda. Somos un colectivo que nació al amparo de las redes, como sucede ahora. Ilustradores, diseñadores, fotógrafos y artistas que queremos celebrar poniendo nuestro granito de arena en la difusión de esos contenidos, y hacerlo como mejor sabemos: interpretándolos gráficamente.